Fragmento de capítulo
(...)
En la fila de sillas solo quedaban no vacías las ocupadas por Mark Boilling y Daniel Zamora Roig. La gente se lanzó progresivamente a bailar. Primero fueron los sones típicos, sólo para la coreografía del mariachi que había amenizado la velada. Pero el jarabe tapatío, las polcas, redovas y chotis fueron poco a poco sustituidos por bailables más al alcance de todos, hasta de los más renuentes e indecisos. Sonaban pues canciones propias de los años noventa fáciles de bailar por todos. Las de Los Locos del Ritmo o las de Los Hermanos Carrión se alternaban con aires que se oían en ambos lados del charco, en las voces de Alberto Vázquez, de Armando Manzanero o de José Alfredo Jiménez, pero allí interpretadas por el solista de la banda, no sin una dosis adecuada de acierto y de sentimiento.
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